sábado, 11 de febrero de 2017

Una historia sin contar, esa es la que hay detras de las prendas que estamos vistiendo.



El pasado año se pudo ver la proyección de documentales como The True cost que busca concientizar el daño que crea la ropa que vestimos actualmente y que es fabricada en ciudades con poca calidad de vida.

Una cosa es ver documentales o mini reality como los anteriores y otra cosa es ver a un niño/ mujer en el estado en que se encuentran. Pero, ¿Y que viene después de ver un documental acerca de la moda rápida #fashFashion? Lo cierto es que después de ver cosas como estas, donde aun en las entrevistas realizadas a grandes empresas de la industria,  ellos no sean consientes del impacto medioambiental, psicológico, económico y hasta tecnológico que está teniendo esté en la vida de las personas involucradas en el proceso, viene un dolor y un gran nubarrón de ideas y sentimientos de culpabilidad.

Sé que como yo, porque me incluyo al caer en medio de estas redes del #fashfashion, cuando vemos este tipo de documentales se mueven las fibras de nuestro gusto por la moda. Pero el único ideal de estos audiovisuales es crear conciencia y desafiar la mente humana.

Y es que lo más sano es no quedar en un simple documental, si no  que paso a paso vayamos tomando el control de esa culpabilidad e ir sacándola por completo de nuestras vidas. Se sale del lugar donde estamos dando un simple paso.

Y ese va ser el paso más importante cuando dejamos a un lado los factores que nos llevan a su compra y tomarlo como algo positivo “cogiendo el toro por los cachos” si bien este movimiento ha generado que volvamos los ojos hacia la industria nacional e independiente. 

La idea de todo esto es ir tomando decisiones mas consientes en torno a la forma en que consumimos moda. Comprar menos, pero analizando factores de calidad sobre la cantidad; pensar si en realidad se necesita antes de ir a comprarlo. “comprar menos, elegir mejor” 



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